#GUREINFORMATIKAGAUR2016. 13-V-2016 Hotel Zenit (Morlans-Donostia). ENTRADA GRATIS
AEG Ikastetxea a través del evento #GUREINFORMATIKAGAUR busca ofrecer, a los orientadores de los centros educativos y futuro alumnado, información actualizada sobre la informática y las distintas aplicaciones que tiene en el ámbito laboral. Todo esto a través de una serie de charlas ofrecidas por empresas tecnológicas de referencia en nuestro territorio y unos talleres prácticos.
La colaboración con las empresas nos permite conocer, por un lado, qué perfil de personas demandan o qué competencias y conocimientos son los que más se valoran. Por otro lado nos permite al profesorado estar al corriente de las novedades y compartir con nuestro alumnado dicho conocimiento.
Programa:
1) Presentación de la Jornada por parte de AEG Ikastetxea.
2) Charlas empresas: (10 a 15 minutos de presentación cada empresa)
Empresas dedicadas a Desarrollo de Aplicaciones Web:
> DINYCON SISTEMAS: Empresa desarrolladora de software para dar soluciones a la gestión de aparcamientos (DinyPark), a la optimización de los recursos energéticos (DinyEner) y para que las ciudades tengan un espacio mejor gestionado, cómodo y eficiente (SmartCity). Nos hablarán de las herramientas que utilizan para el desarrollo de las aplicaciones y la seguridad de los datos en las mismas. www.dinycon.com
> KIROLBET: Se trata de una empresa incorporada dentro del Grupo KIROL, fundado en 2004, una compañía de Tecnología, Servicio y Comercialización de apuestas deportivas con más de 150 profesionales. Actualmente cuenta con dos líneas de negocio: KIROLBET, operadora de apuestas deportivas, y KIROLSOFT, dedicada al desarrollo de la plataforma de gestión de apuestas deportivas. www.kirolbet.es
> INNOVA4B: Alberto de la Cuesta, CEO de Innova4b, aportará su perspectiva de la importancia que tiene hoy en día el conocimiento, la creatividad y la visión sistémica como pilares fundamentales en su desarrollo profesional. www.innova4b.com
> SYSLAN: Syslan diseña sus productos buscando siempre la máxima adaptabilidad y escalabilidad, lo que garantiza su integración a cualquier idea y entorno. En ocasiones una idea puede ser muy compleja como para encontrar una solución que encaje a la perfección. Especialistas en Desarrollo de Software, APPs y Soluciones Web, Sistemas distribuidos y Cloud. www.syslan.es
Empresas dedicadas a Administrar Sistemas Informáticos:
> I68: empresa experta en desarrollo de software para RRHH, Fabricación, logística y Finanzas, además especializándose en los últimos años instalaciones complejas de hardware, Software y comunicaciones. Nos hablarán de la Virtualización de los equipos. www.grupoi68.com
> IRONTEC: Empresa pionera de Software libre y open Source. Nos hablarán de la seguridad de los servicios digitales como de las infraestructuras tecnológicas y la Librecon. www.irontec.com
> EUSKALHACK: Organización sin ánimo de lucro cuyo objetivo es promover la comunidad y la cultura en materia de seguridad digital. Compartirán con nosotros sus perspectivas, así como los proyectos en los que se encuentran inmersos. www.euskalhack.org
Presentación de prototipos alumnado:
> Centralita ASTERISK con Raspberry. (Eñaut Serrano, Iosu Salegui).
> Control de tiempos de los corredores de una carrera. (Hugo Martín, Sergio Etxezarreta).
El Bajo de la Pecachilla (o más conocido como La Pikatxilla). Es un bajo impresionante, que tiene de todo, los restos de un pecio del s. XVIII, la caldera de un vapor, los restos de un pesquero, un cañón-paso estrecho precioso. Y en cuanto a vida, lunas, ballestas, sargos de todo tipo enormes, corcones que dan miedo de lo grandes que son, un congrio residente, nudibranquios de todo tipo, gorgonias, manos de muerto,etc. Además suele ser zona de bancos de bogas y txitxarros. La inmersión es espectacular, aunque hay que ir con buena mar por las corrientes. Últimamente la visibilidad esta siendo espectacular y las inmersiones de escandalo. La máxima profundidad son los 30 metros, donde está el pecio, pero como el bajo sube casi hasta superficie, hay para todos los niveles.
Otra inmersión preciosa es El Seno de la bocana del puerto de Pasajes, lugar de antiguos naufragios, habiendo cuatro anclas de los s. XVI-XVIII de distintos tamaños, cañones de esos barcos, los restos del naufragio de un pesquero actual. Y en cuanto a vida un poco de todo, aunque siempre da alguna sorpresa. Al estar a refugio es un sitio adecuado para días que el mar no está muy bien y para las nocturnas. La profundidad va desde los 7 a los 28 metros, por lo que hay inmersión para todos los niveles.
El Mina Mari es un pecio situado a unos -33mca (dependiendo de la marea) es un barco pequeño, por lo que le puedes dar un par de vueltas. Aquí si hay suerte en el descenso se puede ver Peces Luna y una vez en el fondo veremos, langostas, congrios, pez San Pedro y chicharros....y si tenemos gran potra nos podemos topar con algún rape...
Tiene un peligro añadido de las redes de pesca enganchadas con las que deberemos tener especial cuidado. AH! y gestionar bien el gas de vuestra botella para hacer una parada deco de unos 6min. Acertaremos en esta inmersión si bajamos con Nitrox.
La Clase Somorrostro fue una serie de diez cañoneros fluviales de la Armada Española construidos en Francia con el fin de apoyar las operaciones del ejército sobre las zonas situadas en las riveras de los ríos Bidasoa, Ebro y Nervión en poder de las tropas carlistas durante la Tercera Guerra Carlista. ... El casco era de hierro, y no tenían más arboladura que una asta para hacer señales. La máquina tenía una potencia de 20 Cv, era de alta y baja presión, y podía desarrollar 80 Cv efectivos. Con una provisión de carbón para 7 días, y con una sola hélice.
Su prominente espolón servía principalmente de cámara de aire que contribuía a soportar el peso de la torreta y su artillería, y en caso de necesidad se podía lastrar con agua y para ayudar la puntería por depresión. La torreta estaba blindada con una plancha de acero, y giraba por medios manuales mediante la fuerza de dos hombres, la caseta del timonel era igualmente blindada contra los proyectiles de fusil. Su obra muerta se podía abatir por medio de bisagras, formando un reducto protector para la marinería. ... El 23 de septiembre de 1874 se contrató la construcción en los astilleros Forges et Chantiers de la Méditerrenée en La Seyne-sur-Mer cerca de Tolón (Francia) de diez pequeños cañoneros de tan solo 86 toneladas, pero fuertemente armados con dos cañones rayados de 120 mm, emplazados en una torreta blindada giratoria a proa, similar a un pequeño monitor.
Las obras se llevaron a cabo, en apenas tres meses, el 17 de diciembre, se entregaba el primero, bautizado como Somorrostro, recibiendo los nueve restantes, de acuerdo con el orden en que se construyeron, los nombres de Ebro, Bidasoa, Teruel, Nervión, Toledo, Tajo, Arlanza, Turia y Segura. ... Tras su entrega por el astillero francés los cañoneros Somorrostro, Ebro, Bidasoa, Teruel, Nervión y Toledo, pasarían a operar con las Fuerzas Navales del Ebro defendiendo su desembocadura, mientras que los cuatro restantes: Tajo, Arlanza, Turia y Segura se destinaron al Cantábrico, a las Fuerzas Navales del Norte, para la defensa de los ríos Nervión y Bidasoa. ... Terminada la guerra carlista, y con ella la función tan específica para la que habían sido diseñados, estos pequeños cañoneros se diseminaron por todo el litoral español, prestando servicios como guardacostas, dependientes de las comandancias de Marina
El Tajo, naufragó el 29 de mayo de 1895 cerca de Pasajes con la única baja del marinero Enrique Lago, que murió ahogado al no saber nadar.
El primer "Tajo" fue un cañonero de la clase "Somorrostro", sexto de una serie de diez cañoneros fluviales de la Armada Española construidos en Francia con el fin de apoyar las operaciones del ejército sobre las zonas situadas en las riberas de los ríos Bidasoa, Ebro y Nervión en poder de las tropas carlistas durante la Tercera Guerra Carlista. Entregado en 1875, naufragó el 29 de mayo de 1895 cerca de Pasajes, una vez finalizada la guerra.
Grabado antiguo (1895) - Xilografía - Barcos.- El Cañonero "Tajo", Ido A Pique El 29 De Mayo Último A La Entrada De Puerto De Pasajes (14.5x19.5), Desconocido.
Naufragio del pesquero Petracho, el 19 de octubre de 1944, al salir del puerto de Pasaia. Relato del suceso según la Memoria del Puerto (1942-1948): El 19 de Octubre, a las 11 de su mañana y con una fuerte marejada se preparó para salir de puerto y dedicarse a las faenas de pesca en los mares de Irlanda, la pareja "Antón" y "Petracho", de la casa armadora Andonaegui. El "Antón" pasó entre puntas sin novedad, pero el "Petracho" que venía detrás, se aproximó excesivamente al Arando Grande y, en el momento de cruzarlo, un fuerte golpe de mar le hizo tocar con el banzo sobre la restinga produciéndose una violenta sacudida que arrojó al agua a ocho tripulantes y ocasionó una importante vía de agua en el casco. La tripulación que quedó a bordo pidió socorro y volvió el busque al interior del puerto para intentar vararlo, ya que se advertía su rápido hundimiento, que se produjo en las inmediaciones del Castillo de Santa Isabel, después de ser abandonado por el resto de la tripulación. A las l...
The
final project presented to the CDWS, South Sinai Governorate and
Ministry of Tourism about the permanent mooring installation around the
wreck of S.S. Thistlegorm. The idea is to place concrete cement
blocks of 5 tons each all around the wreck with calculated distance
designed by Wind Marine Services experts. All blocks will be connected together by 2 inches steel chain. Steel wire will be attached to the chain for mooring stability calculating the up & down movements.
1- system will allow 11 boats at the same time to tie, without touching the wreck. 2- spare blocks are available for more than 11 boats 3- mooring instruction manual will be printed and distributed to dive centers and safari boats 4- blocks will numbered as for mooring , the guides will know which blocks he /she should use. 5- Names of the sponsors will be printed on flags attached to the blocks. Project steps and approximate cost at the authorities evaluation.
Actualización a 22/05/2017: Ayer encontramos un ancla de unos 5 ms en la Bancha del Oeste:
Naufragios en la Costa Vasca 1976-2016 Ana María Benito y Javier Mazpule
Este libro se hace eco de los naufragios que han tenido lugar en la costa vasca en los últimos cuarenta años. Arranca con el Buchenhain, aquel mercante alemán recordado aún por muchísimos donostiarras, pues permaneció varado en la Zurriola durante meses en 1976. Concluye con la peripecia del Modern Express, remolcado al puerto de Bilbao en una operación espectacular después de haber atravesado todo el Cantábrico a la deriva, en 2016. Y, entre ambos, cuarenta casos más, algunos tan sonados como el del histórico Consulado de Bilbao, víctima de las inundaciones de 1983; el ruso Frans Hals, “okupa” en la playa de Biarritz, o el pesquero Marero, desaparecido con sus ocho tripulantes en las navidades de 1998. Los autores han investigado en hemerotecas y archivos para ofrecernos un perfil de cada naufragio. Su objetivo último es que estos barcos vuelvan a navegar por nuestra memoria y sigan así contándonos unas historias que también forman parte de nuestro patrimonio marítimo.
Ana Mª Benito es licenciada en Historia y arqueóloga de Aranzadi. Dirigió durante una década los trabajos del yacimiento subacuático de Iturritxiki, en Getaria, donde se hallaban los restos de una nave esclavista del siglo XVI. Coordinó los estudios históricos de los puertos vascos y es autora de los de Getaria (1999) y Hondarribia (2010). Ha colaborado con el Museo Naval de Donostia, sobre todo en la muestra La memoria sumergida. Arqueología y patrimonio subacuático vasco (2004-2005).
Javier Mazpule es navegante, buceador y fundador de la asociación Arkeolur. Lleva décadas fotografiando y recopilando información y material sobre barcos de todo tipo, no solo en el País Vasco, sino en toda Europa.
Del trabajo conjunto de ambos autores son fruto las exposiciones Naufragios en la costa vasca: 1976-2016 (Errenteria, 2016) y 40 años de naufragios en el litoral vasco: 1976-2016 (Donostia, 2017).
Contacto: Ana Mª Benito: 665738616 / anamaria.benito@hotmail.es
Destacaría la nave de Iturritxiki, hallada en Getaria, excavada por la Sociedad de Ciencias Aranzadi. Su interés reviste en que nos permite acercarnos al comercio esclavista internacional del siglo XVI. En la bahía naufragó una urca flamenca, una embarcación mercante, que había zarpado del puerto de Amberes y que se dirigía hacia África con las bodegas repletas de mercaderías, calderos de cobre y manillas de latón que iban a ser intercambiadas por esclavos.
El fondo marino ha preservado en Guetaria, en la zona de Iturritxiki, un testimonio de estas transacciones en las que los seres humanos eran mercancía. "Se trataba de una nave mercante que procedía de Flandes con un cargamento que, de alguna manera, era secreto y se mantenía con mucha confidencialidad por la importancia que tenía en ese momento. El hallazgo fue muy inesperado", describe Ana Benito, arqueóloga de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, codescubridora del pecio. Benito calcula, en función de la documentación conservada, que el hundimiento se pudo producir en 1524.
Respecto a las excavaciones realizadas en Iturritxiki (Getaria) desde el año 1987, cabe destacar el hallazgo de «un gran palo de posible embarcación con cinchos de metal»33. Según el estudio de los materiales localizados en esta excavación, parece ser que puede responder a momentos cronológicos que abarcan desde el s. XV al XVII. Durante las intervenciones del año 1996 y 1997, además se han hallado restos importantes de otro posible pecio. 33. Para más datos ver BENITO DOMINGUEZ, A.: «Iturritxiki (Getaria)», Arkeoikuska-89, Vitoria, 1989, p.100; 1995 (pp. 182-186); 1996 (pp. 123-125); 1997 (pp. 196-197); 1998 (pp. 132-134).
Sepultados bajo el Cantábrico -Buques de guerra, antiguos mercantes y pesqueros yacen en las profundidades marinas de Gipuzkoa relatando su historia a los arqueólogos y seduciendo a los buceadores
ELENA VIÑAS Martes, 30 enero 2018, 18:09
El reconocido arqueólogo y fotoperiodista estadounidense Peter Throckmorton decía que «los barcos que no llegaron a puerto están destinados a narrar la historia de los que sí lo hicieron». La frase puede aplicarse a los que yacen en las profundidades marinas de Gipuzkoa. Entre algas, anémonas y crustáceos se esconde un patrimonio cultural increíble. Manu Izaguirre, arqueólogo marino y miembro fundador de la sociedad cultural Insub, lo conoce bien. Ha estudiado los restos que se reparten por la costa vasca. Solo en este territorio se contabilizan por decenas, aunque en diferente estado. Algunos llevan siglos enterrados en la arena, lo que ha facilitado su conservación. Otros, en cambio, se han visto reducidos a piezas aisladas de la estructura original o a parte de la carga que transportaban.
El pecio más antiguo fue descubierto en Hondarribia, en el fondeadero de Asturiaga, y data nada menos que de la época romana. «Estaba cargado de mineral de hierro procedente del coto minero de Arditurri», señala Izaguirre, quien añade que en la misma zona se encontraron restos de los herrajes de bronce de un cofre de madera también romano y otros vestigios medievales. La presencia naval en esta localidad se completa con una suerte de cementerio de pesqueros construidos en la segunda mitad del siglo XX. «Se han ido acumulando en las proximidades del Puente Internacional, donde pueden contemplarse, especialmente con marea baja, una decena de naves», indica.
Ocultos, a varios metros de profundidad, se multiplican las embarcaciones malogradas en Pasaia. En La Redonda, un bajo pegado a la costa, a los pies del Faro de la Plata, queda la carga de un buque de madera del siglo XVII o XVIII que transportaba flejes de hierro. «Corresponde a la actividad ferrona guipuzcoana, pero presenta muchos problemas para su estudio porque hay poco fondo, pega mucho la ola y también el sol, acelerando el crecimiento de algas. No se puede establecer una infraestructura fija para su estudio y hay que ir con mal calmada», sostiene el arqueólogo marino. En las cercanías se encuentran otros barcos hundidos pendientes de identificar, así como restos diversos.
Pikatxilla, un punto negro para la navegación, esconde secretos tan increíbles como un vapor alemán de la Segunda Guerra Mundial y un mercante del siglo XVII o XVIII que la arena descubre cada cierto tiempo. Al abrigo de la bahía de La Concha, los pecios rozan la decena: Los ‘Mamelenas’, el de los Relojes que sirve de guarida a los pulpos, el de los flejes, el que permanece oculto bajo la arena... «Son producto de tormentas, ataques, accidentes, vertidos de cubierta y pérdidas», apunta Manu Izaguirre.
Primera globalización
Los hallazgos se suceden por las poblaciones de Orio, Zarautz, Zumaia y Getaria. En esta última localidad destaca el pecio de Iturritxiki, estudiado en profundidad por Ana María Benito, historiadora y miembro de Aranzadi. «Se trata de los restos de una urca de origen flamenco que se hundió entre 1520 y 1524. Llevaba una variedad impresionante de objetos. Consistía principalmente en manillas de latón, calderos de cobre, alfileres, lingotes de cobre, espadas y armaduras. La nave, fletada por portugueses, procedería de Amberes y su destino sería, previsiblemente, el Golfo de Guinea. Las manillas y demás elementos permitirían, al parecer, la compra de esclavos en el continente africano», declara.
Benito pone el acento en la existencia de un comercio internacional triangular «de dimensiones colosales», trazado entre Europa, América y África. Sería la prueba de «la primera globalización». «En este sentido, es el pecio de mayor valor porque muestra el comercio a nivel mundial», manifiesta la historiadora.
Paraísos para bucear
La visión de estos fondos que encierran historias de singladuras truncadas no está reservada únicamente a arqueólogos marinos. También los buceadores disfrutan de inmersiones en las que están consideradas como localizaciones de excepción. Para ellos, los pecios representan «oasis» llenos de vida. Así lo manifiesta Óscar Mayor, responsable de Buceo Donosti, quien destaca el «atractivo impresionante» que tiene un barco hundido. «Por desgracia, lo que tenemos en nuestra costa está bastante deteriorado, porque el Cantábrico es un mar bravo», señala. Uno de los lugares que acostumbra a frecuentar es la Pikatxilla, considerada como una trampa mortal, ya que a lo largo de la historia han sido incontables los buques que, navegando, han sufrido accidentes. «Nos llama gente de toda la provincia y de Zaragoza que quiere bucear ahí. En la bocana de Pasaia también tenemos el cañonero ‘Tajo’, de una treintena de metros de longitud», asegura Mayor.
En este sentido, el responsable de Buceo Donosti explica cómo en diferentes países se hunden deliberadamente barcos de todo tipo para generar arrecifes artificiales.
Recuerdo de las tragedias
Algunos restos de los barcos que naufragaron a lo largo de la historia se han convertido en testimonios que, en tierra, toman forma de cementerios listos para ser visitados e incluso de homenajes realizados a través de alguna pieza de los buques que parece jugar a confundirse con esculturas contemporáneas. Así lo manifiestan Ana María Benito y Javier Mazpule, autores del libro ‘Naufragios en la costa vasca desde 1976 hasta 2016’. «Hay muchos ejemplos, como las anclas en Biarritz o el ‘Castillo de Salas’ en Gijón. Era un mercante de 261,43 metros de eslora que, cargado de carbón, pegó en un bajo y se hundió. Un trozo de la bodega -en la foto- fue dejado en el monte, frente al lugar en el que se produjo el accidente. Es un bloque de metal que ya forma parte del paisaje», explica Mazpule.
El yacimiento se encuentra situado junto a la cala de Asturiaga entre Gurutze Aundi y el Castillo de San Telmo, en la desembocadura del Bidasoa, río fronterizo.
-Albaola
lleva a cabo un sondeo arqueológico en la playa para dar con un barco
hundido que aparece en mapas del XVIII. Los trabajos han suscitado gran
expectación entre los numerosos viandantes BORJA OLAIZOLA Lunes, 24 febrero 2020, 19:35
La
playa de La Concha se ha convertido en la bajamar de esta mañana en un
inesperado yacimiento arqueológico. La presencia de una pequeña
excavadora retirando piedras y escombros junto al muro de costa a la
altura del edificio consistorial ha suscitado una gran expectación entre
los numerosos viandantes y turistas que han provechado el buen tiempo
para dar un paseo. La máquina profundizaba en la arena en busca de los
restos de un barco hundido del que hay constancia documental desde el
siglo XVIII. «Cuando se realizaron las obras del Muro de Guardamar,
entre 1753 y 1754, se localizaron los restos de una embarcación», relata
Xabier Alberdi, director del área de Investigación de Albaola. «En la
cartografía de la época se dibujó exactamente dónde estaba el pecio y lo
que hacemos ahora es tratar de localizarlo aunque no sabemos a ciencia
cierta si seguirá ahí».
Los restos del navío forman parte en
realidad de la cimentación del llamado Muro de Guardamar, que se levantó
a mediados del siglo XVIII para proteger la muralla de San Sebastián
del embate de las olas. Desmantelada la muralla en el XIX, el muro fue
aprovechado para como límite occidental de la explanada sobre la que se
levantan los jardines de Alderdi Eder. «Se puede apreciar perfectamente
desde la playa la parte del muro original, que está en la base, y el
añadido que se realizó siglos después», apunta Alberdi.
Fue en la
base de ese muro, exactamente a la altura del carrusel de Alderdi Eder,
donde los mapas del la época situaban el pecio. «Lo localizaron
mientras realizaban la cimentación del muro, que se hizo con pilotes de
madera. Se limitaron a dejar constancia en los planos de que allí había
un barco porque no solo no lo retiraron sino que lo aprovecharon como
cimentación del muro. Es decir, que los restos del navío forman parte de
los cimientos de la estructura».
Los
investigadores de Albaola llevaban tiempo detrás del pecio del XVIII.
Alberdi, historiador que es también el director del Itsas Museoa de
Donostia, cuenta que vio por primera vez el navío en uno de los mapas
recopilados hace tres o cuatro décadas por el también historiador Javier
Gómez Piñeiro. «Eran planos que se realizaron cuando se alzó el muro
para proteger la muralla del mar y en ellos se situaba la ubicación
exacta de la embarcación». No se sabe ni la época ni las características
de la nave.
«Lo
único que sabemos a ciencia cierta es que es anterior a fines del XVIII
y que podría tener una eslora de unos cuatro metros, que es el dato que
figura en las anotaciones de la época». El objetivo de la investigación
es precisamente determinar de qué año es el navío. «Si es un barco del
XVIII no es muy interesante desde el punto de vista de la investigación
histórica porque se saben bastantes cosas de los barcos de esa época. Si
es anterior, la cosa se pondría más interesante porque sabemos bastante
menos sobre esas embarcaciones. Lo maravilloso sería que fuese una nave
de la época medieval porque arrojaría luz sobre una etapa de la que hay
muy pocos datos desde el punto de vista de la construcción naval».
Datar
el pecio es el objetivo principal de la excavación. «Si conseguimos dar
con ella extraeremos un fragmento para someterlo a la prueba del
carbono 14. En función del resultado que obtengamos podríamos decidir
avanzar en una prospección más rigurosa». La excavación se realiza
aprovechando las mareas vivas de estos días. Son apenas cuatro horas de
bajamar que esta mañana se han saldado sin resultado. «Por lo menos
hemos retirados los escombros más sólidos para continuar mañana»,
comenta el responsable de arqueología de Albaola. La excavación se
prolongará hasta este miércoles.
Restos de al menos diez barcos hundidos en la bahía Las
aguas de la bahía empezaron a ser surcadas por embarcaciones hace más
de dos milenios, así que la lista de restos de barcos hundidos ha de ser
necesariamente muy larga. El 'censo' realizado por los submarinistas
del Insub, que han rastreado de forma sistemática los fondos de las
aguas que bordean el litoral donostiarra, habla de unos diez pecios
localizados hasta la fecha. De entre ellos destacan dos: el de los
Relojes, llamado así porque está a unos diez metros de profundidad a la
altura de los relojes de La Concha, y el de los Flejes, conocido con ese
nombre porque se trataba de una nave que portaba un cargamento de
barras de hierro. Ambos han sido analizados en diferentes campañas de
investigación submarina, aunque ahora están ocultos bajo un manto de
balasto para evitar posibles expolios. No obstante, la zona más rica en
lo que se refiere a restos de embarcaciones naufragadas está fuera de la
bahía. Se trata de Pikatxilla, a la altura de Ulía, un punto negro para
la navegación que esconde en sus fondos un vapor alemán de la Segunda
Guerra Mundial.
Fotos:
Menuda payasada que parece éso!
Actualización a 27/06/2020: Ayer volvimos a hacer Seno + Cañonero. Marco los puntos:
Solemos ir a tomar algo a Alabortza (abajo a la derecha) cuando terminamos las inmersiones, los fondeos en el Seno suelen ser abajo a la izda y he marcado Cañonero (arriba izda) y Bancha del Este (arriba derecha).
Es decir, fondeamos, bajamos al ancha, tiramos hacia Norte, llegamos a la baliza derribada, rodeamos la pared hacia la derecha, la doblamos y salimos al Cañonero.
Actualización a 05/09/2020: Ayer volvimos a hacer Seno + Ancla + Cañonero:
'Joao Pessoa', un pecio con mucha historia -Localizados los restos del carguero alemán hundido en el arrecife de Picachilla en 1942 mientras huía de un submarino británico BORJA OLAIZOLA Sábado, 2 enero 2021, 08:52
Submarinistas de la sección de Buceo del Real Club Náutico de San Sebastián han localizado los restos del carguero alemán que naufragó en junio de 1942 tras encallar en el arrecife de Picachilla, cerca de la punta donostiarra de Mompás. El pecio, cuya situación exacta se desconocía desde que fue desguazado en 1945, se encuentra a unos 30 metros de profundidad unos cientos de metros más al sur de donde se hundió. Se cree que el mercante, que transportaba a Burdeos un cargamento de hierro para la industria bélica nazi, colisionó con la roca al acercarse a tierra en una maniobra para sortear el acoso de un submarino británico.
La ubicación exacta de los restos del 'Joao Pessoa', un mercante de unas 3.000 toneladas perteneciente a la naviera alemana Hamburg American Line, es desde hace décadas uno de los principales enigmas que guardan las aguas del litoral donostiarra. Se sabía que el barco había encallado en el arrecife de Picachilla, el principal punto negro del tráfico marítimo de San Sebastián, el 7 de junio de 1942 y que tres años más tarde fue desguazado muy cerca del arrecife, pero desde entonces no se habían vuelto a tener noticias del paradero de sus restos. Luisma Naya y Jesús Carlos Preciado, dos experimentados aficionados al submarinismo pertenecientes de la sección de Buceo del Club Náutico de Donostia, han desvelado ahora que el pecio se encuentra a unos 30 metros de profundidad unos cientos de metros al sur del lugar donde se fue a pique.
El 'Joao Pessoa' naufragó en Picachilla, un arrecife situado a unos 500 metros de la punta de Mompás, cuando transportaba un cargamento de hierro rumbo al puerto de Burdeos. «Era mineral procedente de las minas vizcaínas que se embarcaba en el cargadero de Saltacaballos, en el límite con Santander, y que se transportaba hasta Burdeos. De allí se llevaba hasta Alemania, donde el hierro se utilizaba para al recubrimiento del blindaje de los tanques del ejército alemán», explica Luisma Naya, que además de experto buzo y responsable de la sección de submarinismo del Club Náutico es un gran aficionado a la historia naval. «La de Saltacaballos-Burdeos era una ruta marítima consolidada en la que participaban otras muchas embarcaciones además del 'Joao Pessoa'», apunta Naya.
El submarinista no ha dudado en sumergirse en archivos y hemerotecas para completar una secuencia de la historia no demasiado conocida en torno a los tráficos comerciales con la Alemania nazi que tenían como escenario la cornisa cantábrica. Así ha podido averiguar, por ejemplo, que un barco francés que realizaba la misma ruta naufragó un año antes a la altura de Igeldo huyendo del acoso de un submarino. «Se llamaba 'Virgo Fidelis' y se hundió el 12 de julio de 1942 al embarrancar en las rocas de Igeldo», acota Naya. Era una embarcación más pequeña que el 'Joao Pessoa' y sus cuatro tripulantes pudieron ponerse a salvo saltando a la costa. Los marinos aseguraron en su declaración ante las autoridades marítimas locales que colisionaron con el litoral de Igeldo mientras trataban de huir de un submarino que les había cañoneado. Aunque el episodio fue refutado por la marina inglesa, el historiador naval alemán Jürgen Rohwer sostiene que el 'Virgo Fidelis' fue atacado por el cañón que armaba al submarino británico 'Thrasher', según los datos que ha recopilado el submarinista Naya.
Tripulantes a salvo
Parece claro que los aliados que luchaban contra las tropas de Hitler tenían noticias tanto de la ruta como del destino del mineral que se trasladaba, así que no es disparatado presumir que algunos de sus sumergibles surcasen las aguas del Golfo de Bizkaia con el propósito de neutralizar el tráfico naval entre Saltacaballos y Burdeos. Esa es la tesis que apuntala la teoría de que el naufragio del 'Joao Pessoa' se debió al acoso de un submarino presumiblemente británico. «Lo más probable –apunta Naya– es que el barco detectase la presencia de un sumergible enemigo y se acercase a la costa de San Sebastián con el propósito de darle el esquinazo, como solían hacer muchas naves en la misma situación. Al no conocer el perfil del litoral se topó con el saliente de Picachilla y embarrancó en el arrecife».
El parte del naufragio que ha rescatado el submarinista en su investigación por los archivos, entre ellos el General de la Administración situado en Alcalá de Henares, establece que la colisión se produjo el 7 de junio de 1942. El primero en dar la voz de alarma, indica el documento, fue «el vigía de Urgull, que comunica a las 20:30 horas a la Comandancia de Marina de Guipúzcoa que un buque al parecer alemán que venía en rumbo de oeste a este había embarrancado en el bajo Picachilla». El parte aclara que la nave contaba con 44 tripulantes que pudieron ser puestos a salvo y que «iba con cargamento completo de mineral de hierro procedente de Bilbao y con destino a Burdeos».
Las vías de agua que la roca abrió en el casco del 'Joao Pessoa' hicieron inviable su rescate. El mercante, con una eslora de cien metros, terminó yéndose a pique a medida que el océano anegaba sus bodegas y compartimentos de carga. «Debió quedar a no mucha profundidad porque los periódicos de la época describen que en marea baja se podían ver sus chimeneas», observa Naya, que en su rastreo en busca de documentación ha dado con un artículo publicado en 1944 en 'La Voz de España' que trataba de disuadir a los posibles curiosos de acercarse a los restos asegurando que un enorme pulpo había sido visto entre sus restos.
Dinamita y desguace
La última noticia fidedigna que se tiene sobre el buque es del año 1945, cuando el buzo Genaro Mancisidor recibe el encargo de desguazarlo. «Pertenecía a una familia de buzos de Zumaia que realizaba trabajos de recuperación de embarcaciones hundidas en todo el litoral vasco. Debió utilizar dinamita para fragmentar la nave y recuperar algunas de sus piezas. Probablemente el efecto combinado de las explosiones y los temporales hizo que el pecio se desplazase y se perdiese la pista de su localización», explica el responsable de la sección de Buceo del Náutico.
Muchos han sido los aficionados al submarinismo que se han sumergido en las últimas décadas en los alrededores de Picachilla con la intención de localizar los restos del 'Joao Pessoa'. Su ubicación exacta, sin embargo, ha sido un misterio hasta no hace mucho. «En el Náutico se sabía que los hermanos Eguía lo localizaron hace ya un tiempo», apostilla Naya. Pero han sido el propio Luisma Naya y su compañero Jesús Carlos Preciado los que lo han vuelto a ubicar. «Está unos cientos de metros al sur de Picachilla, a unos 30 metros de profundidad. La estructura del barco aún se mantiene y está recostado en el fondo de tal forma que se puede pasar por debajo», revela Naya.
El submarinista prefiere mantener en secreto las coordenadas exactas en las que reposa el pecio en previsión de que se produzca un avalancha de aficionados que pueda convertirse en una amenaza para los restos. Noya ha documentado su hallazgo con un buen número de fotografías que muestran algunos de los elementos de la nave que descansa en el fondo del litoral donostiarra.
El principal punto negro del tráfico marítimo
Picachilla se sitúa a la cabeza de la lista de puntos negros para el tráfico de embarcaciones en Donostia. «Hay quien dice que el topónimo viene de corta quillas», explica Luisma Naya, de la sección de Buceo del Club Náutico, que recuerda que es un arrecife que se sitúa a unos dos metros de profundidad en el que han encallado decenas de naves. «La roca no se aprecia a simple vista, así que quienes no conocen la costa tienen todos los números para chocar con ella». Picahilla es por ello uno de los lugares más frecuentados por los aficionados al submarinismo. «En la zona hay tres pecios, uno que llevaba flejes de madera, otro del que queda una gran caldera y también restos del pesquero 'Rober' que naufragó en 1993».
Fecha de publicación: 14/04/2021 Presentación del libro: “Getariako Naufragioak. XX. Mendea” 23 de abril en la biblioteca de San Pedro
En las bibliotecas de Pasaia el próximo 23 de abril celebraremos el Día del Libro con la presentación del siguiente libro: “Getariako Naufragioak. XX. Mendea”.
Los autores del libro son Ana María Benito y Javier Mazpule.
Ana María Benito dirigió en Iturritxiki (Getaria) los trabajos del yacimiento subacuático del buque urca de Flandria y coordinó en 1999 los estudios históricos del puerto de Getaria.
Javier Mazpule es submarinista y fundador de la asociación Arkeolur. Lleva décadas recopilando información y material sobre barcos de todo tipo, tanto en Euskal Herria como en toda Europa.
La presentación del libro se realizará el día 23 de abril en la biblioteca de Pasai San Pedro a las 18:00 horas.